Preocupación ambiental en la doctrina social de la iglesia

 

David Jou Fundación Joan Maragall, Cataluña, España

 

La preocupación teológica reciente por la relación abusiva de los humanos respecto a la naturaleza tiene una presencia dilatada y sostenida en la doctrina social de la Iglesia, en la teología de la Iglesia ortodoxa y en los documentos del Consejo Mundial de las Iglesias. En estas notas queremos poner de manifiesto que la Iglesia no se apunta ahora a una preocupación de moda, sino que su sensibilidad por temas ambientales viene de hace mucho tiempo. Para citar sólo un ejemplo anecdótico pero significativo, las referencias al problema ambiental en la carta Octogesima adveniens de Pablo VI (marzo de 1971) son anteriores a la fundación de Greenpeace. Por la brevedad del espacio, comentaremos tan solo algunas referencias ambientales en seis encíclicas desde 1967.

El contexto social

Para apreciar las preocupaciones por el tema ambiental, se debe tener en cuenta la evolución del contexto social, económico, político y cultural del mundo y, en particular, cinco grandes problemas: 1) Entre 1945 y 1975, uno de los grandes problemas ambientales fueron las frecuentes pruebas nucleares de las grandes potencias durante la guerra fría; 2) la descolonización y las consecuencias de la explotación agrícola y minera de las colonias por parte de las metrópolis, sin casi compartir sus beneficios; 3) la mecanización y la intensificación de la agricultura, la ganadería y la pesca, que provocó una migración a gran escala de la gente del campo a las ciudades; 4) la industrialización, la explotación intensiva de materias primas y la acumulación de residuos sólidos y líquidos; 5) la crisis de 1973-1980 de suministro de petróleo (guerra árabo-israeliana, guerra entre Irak e Irán) que nos hizo dar cuenta del carácter finito de la disponibilidad de combustibles.

En los años 1980, la problemática ambiental entró en una dimensión nueva a causa de la influencia atmosférica global de los detritos gaseosos. En 1982 se denunció el agujero de la capa de ozono, denuncia que llevó al protocolo de Montreal en 1987, que redujo su magnitud. En 1988 se empezó a hablar de calentamiento global antropogénico (a causa de un incremento en la atmósfera de CO2 y metano) y de sus consecuencias sobre un posible cambio climático, y en 1989 se estableció el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), para examinar el tema desde una perspectiva científica, así como sus consecuencias políticas, económicas y sociales. En 1997 muchos países firmaron el Protocolo de Kyoto, menos efectivo de lo que se esperaba, y en 2015 el acuerdo de París.

Encíclicas y naturaleza

El tema de las relaciones con la naturaleza no está relacionado específicamente con la temática ambiental hasta algunos documentos del Concilio, en especial Gaudium et spes (1966). Poco después, la encontramos en la encíclica Populorum progressio (1967) y en la carta apostólica Octogesima adveniens (1971) de Pablo VI, en el contexto del desarrollo, el hambre, la descolonización, la explosión demográfica, la urbanización, el abandono del campo y la explotación. La preocupación ambiental está ahí, pues, bastante antes que se empiece a hablar de cambio climático, porque los problemas ambientales, como hemos dicho, son muy diversos.

En las encíclicas de Juan Pablo II Sollicitudo rei socialis (1988) y Centesimus annus (1991) se relaciona ecología natural y ecología humana y se habla de la desaparición de especies y de intervención tecnológica (ya en 1981 el Papa se había interesado por las novedades biotecnológicas en un discurso en la Pontificia Academia de Ciencias, y en 1987 por el cambio climático). En Centesimus annus dice: “También es preocupante, junto con el problema del consumismo, … la cuestión ecológica. El hombre,impulsado por el deseo de tener y de gozar, más que de ser y de crecer, consume de manera excesiva y desordenada… Mientras que nos preocupamos de preservar los hábitats naturales de las diversas especies amenazadas de extinción… nos esforzamos muy poco por salvaguardar las condiciones morales de una auténtica ecología humana”.

En Caritas in veritate de Benito XVI (2009) se habla todavía con más extensión de la dimensión moral tras las causas y las consecuencias de los problemas ambientales: “El tema del desarrollo también está muy unido a los deberes que nacen de la relación del hombre con el ambiente natural. El ambiente es un don de Dios para todos, y su uso representa una responsabilidad hacia los pobres, las generaciones futuras y la humanidad… Las sociedades consideran un deber muy grave dejar la tierra a las nuevas generaciones en un estado en que puedan habitarla dignamente y continuar cultivándola”.

La temática ambiental es central en la encíclica Laudato sì (2015) del papa Francisco. Cinco aspectos de la encíclica Laudato sì, son: relación entre ambiente natural y humano; crítica a la economía y la política; crítica a la tecnociencia; propuesta de una ecología integral; y aspectos espirituales de la preocupación ecológica. Sintetizaré frases que ilustran la constatación del problema, la crítica a sus raíces, y las propuestas para solucionarlo, en las cinco líneas citadas. “El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a la degradación humana y social… Un verdadero planteamiento ecológico se convierte siempre en un planteamiento social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”. “Llama la atención la debilidad de la reacción política internacional… La alianza entre la economía y la tecnología acaba dejando fuera a quien no forme parte de sus intereses inmediatos… Necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida”.

“El inmenso crecimiento tecnológico no ha sido acompañado de un desarrollo en responsabilidad, valores y conciencia… El paradigma tecnológico se ha convertido en tan dominante, que es muy difícil prescindir de sus recursos, y más difícil aún usarlos sin ser dominados por su lógica. La especialización propia de la tecnología… suele llevar a perder el sentido de la totalidad”. “El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal. Pero la orientación de la economía ha propiciado un tipo de avance tecnológico para reducir… puestos de trabajo, que se reemplazan con máquinas”. “La educación ambiental ha ido ampliando sus objetivos. Si al principio estaba muy centrada en la información científica y en la conscienciación y prevención de riesgos ambientales, ahora tiende a incluir una crítica de los “mitos” de la modernidad basados en la razón instrumental (individualismo, progreso indefinido, competencia, consumismo, mercado sin reglas) y también a recuperar los diferentes niveles del equilibrio ecológico: el interno con uno mismo, el solidario con los demás, el natural con los seres vivos, el espiritual con Dios… La espiritualidad cristiana propone una manera alternativa de entender la calidad de vida, y… propone un crecimiento con sobriedad y una capacidad de gozar con poco”.

Comentarios finales

Con estas notas hemos procurado subrayar el dinamismo de la preocupación por los problemas ambientales en la sociedad en general y en la Iglesia en particular. Hemos constatado una interacción mutua, más intensa desde la sociedad hacia la Iglesia que desde la Iglesia hacia la sociedad. Quizás hoy el tema del cambio climático nos hace perder la perspectiva de cuál ha sido la evolución y la complejidad de las relaciones problemáticas entre humanos dotados de una tecnología cada vez más potente, y un medio ambiente cada vez más vulnerable.

En este panorama fascinador y preocupante, el mensaje religioso no es superfluo, como tampoco lo son las humanidades ni la política cuando aspira a servir y a proponer hitos y prioridades a la sociedad. Todas ellas invitan a pensar con capacidad crítica sobre los objetivos finales de las acciones y sobre las responsabilidades que implican, a diferencia de la tecnología, que tiende a la especialización, a la rapidez, y al desarrollo de sus medios, si puede ser sin ninguna traba.