La peor crisis de desempleo

La peor crisis de desempleo a largo plazo desde la depresión

OIT


Según el informe de 1994 de la Organización Internacional del trabajo (OIT), World Labour Report, estamos atravesando la peor crisis de empleo registrada después de la gran depresión de 1930.

Según el informe, a finales de 1993, tres de cada diez trabajado­res de todo el mundo estaban desem­pleados o subempleados. Había al menos 120 millones de desem­ple­ados registrados, pero probable­mente las cantidades reales fueran mucho más altas. Otros 700 millo­nes estaban subem­pleados, es decir, no podían ganar lo suficiente para tener un nivel de vida mínimo.

La crisis del empleo no se produce por estaciones, sino que es estructural. Según expresa el Direc­tor de la OIT, Michel Hansenne: «por primera vez después de la gran depresión, los países tanto indus­trializados como en desarrollo están enfrentando la posibilidad de un persistente desempleo a largo plazo».

«Cada año se agregan a la fuerza de trabajo de todo el mundo, como promedio, más de 43 millo­nes de personas que buscan trabajo, la mayoría de ellos en las econo­mías en desarrollo; y esto sucede contra el telón de fondo de niveles de desempleo y subempleo de magnitud sin precedentes».

Al mismo tiempo, quienes tienen un empleo ven que se van deteriorando sus condiciones de trabajo y su nivel de vida. Según el informe de la OIT el año pasado descendió nuevamente el ingreso per cápita mundial, por cuarto año consecutivo.

En el informe se explica que las economías de mercado industria­li­zadas tuvieron un crecimiento muy lento». Dado que esos países ricos representaron unas tres cuartas partes del producto interno bruto monetario de todo el mundo, sus dificultades fueron transmitidas al mundo en desarrollo, mediante la reducción de la demanda y la baja de los precios de productos básicos.

«En gran parte del mundo persistieron las tendencias a la baja en las condiciones de empleo. Salvo el caso de los países de Asia oriental y sudoriental, cuando los niveles de desempleo se mantuvie­ron fue por lo general a costa de reducir los salarios. Al deteriorarse la situación laboral, persistió el riesgo de la pérdida del empleo, los jóvenes tropezaron con dificultades cada vez mayores para conseguir trabajo y aumentó la cantidad de personas que trabajaban por su cuenta en las zonas urbanas».

La OIT atribuye el alto desem­pleo a largo plazo a dos tendencias: en primer lugar, muchos empleos han pasado a ser obsoletos debido al rápido cambio tecnológico; por ejemplo, el aumento del uso del robot en la fabricación de automó­viles y otros productos. En segundo lugar, el rápido desplazamiento de la capacidad manufacturera, los capitales y las personas en la economía mundial redunda en que los trabajadores de cualquier país enfrenten ahora condiciones sin precedentes de competición e inseguridad.

Asimismo, el paso al capitalis­mo en varios países ha causado en ellos un aumento del desempleo. Dice Hansenne: «Los trabajadores han debido absorber una parte desproporcionada de la carga que han soportado muchos países en el proceso de transición hacia econo­mías libres de mercado». En la ex Unión Soviética, las mujeres -que en el sistema soviético tenían niveles de empleo y de salarios cercanos a los de los hombres- han sido afectadas en forma particu­lar­mente severa.

En el informe también se descri­be un aumento en el trabajo en el sector no estructurado o «subterrá­neo», principalmente en las ciuda­des, y la creciente participación de las mujeres en la fuerza de trabajo estructurada y no estructurada.

En Africa y América Latina, la participación femenina en la fuerza de trabajo ha aumentado debido a que las mujeres han comenzado a trabajar, principalmente en el sector no estructurado, en un esfuerzo por mantener el ingreso de sus familias por encima del umbral de pobreza.

Por otra parte, en los países industrializados, al igual que en el mundo en desarrollo, las mujeres siguen recibiendo menos paga que los hombres por igual trabajo; sus contribuciones económicas están desvalorizadas en las cuentas nacionales; y en general están limitadas a realizar trabajos a jornada parcial. En el informe se sugiere que en los países del Norte, esto ocurre a menudo porque las mujeres están más dispuestas que los hombres a aceptar empleos a jornada parcial; no obstante, en los países del Sur, parte de este trabajo «a jornada parcial» es en realidad la jornada completa, en la agricul­tura comercial, trabajo que las mujeres realizan en lugar de sus esposos, quienes se marchan para obtener empleos remunerados.