La llaman globalización... pero es «norteamericanización»

La llaman globalización…
… Pero es “norteamericanización”
 

Johan Galtung


La mayoría de las personas no lo sabe: hubo una comisión de economistas estadounidenses a los que se les pidió que encontraran una palabra que expresara de un modo significativo la expansión económica norteamericana. La comisión optó por la palabra “globalización”. Desde entonces todos dicen globalización, porque la CNN dice globalización, y porque toda la prensa comercial comprada por las corporaciones multinacionales dice globalización.

Detrás de esa globalización, lo que está es un proceso de norteamericanización. ¿Qué es eso? Es el dominio del mundo casi total, a nivel político, militar y cultural, en un inglés con acento norteamericano, la lengua introducida por el British Council, a través del colonialismo británico, para enseñar a Shakespeare, Mikey Mouse, Madonna y Michael Jackson.

La definición que yo daría a la globalización es: un proceso que cuente con la participación de todas las generaciones, todas las razas, todas las clases sociales, todas las naciones y todos los Estados, de cara a un mundo mejor.

Pero lo que se está haciedo es la contraria: es la elección de una nación: la anglosajona. De un Estado: EEUU e Inglaterra. De un sexo: el masculino. De una clase: la media alta. Y, naturalmente, de una raza: la blanca. Verdaderamente, es un insulto llamar a todo eso globalización. Y el único instrumento posible para defender el verdadereo concepto de globalización, es la ONU, pero es un instrumento vulnerable, que carga sobre sus espaldas con muchos errores.

El problema mayor que afronta es la falta de democracia. En EEUU la democracia es el monopolio de un partido con dos alas de derecha (demócratas y republicanos), con exclusión de todos los demás. Como todo el mundo sabe, allí se tiene tanto miedo al pueblo, que las cámaras de televisión no enfocan nunca al público, por el temor de que se pudiesen ver sus manifestaciones. No hay democracia cuando se tiene miedo al pueblo.

Tal vez, un país que no paga su cuota y que quebranta las normas internacionales, no debería ser socio de las Naciones Unidas... Pero, mientras las cosas continúen como están, siempre habrá allí una silla libre para EEUU. No obstante, la ONU podría encontrar otra sede fuera de Nueva York, por ejemplo Hong Kong. Sería magnífico, incluso para el contacto con el mundo oriental. Sería como recordar que las Naciones Unidas no son propiedad de Occidente.

 

Johan Galtung

Universidad de Hawai