El solidarismo

La caja de los trucos de los empresarios
El “solidarismo”

José Antonio Marchen


Qué es el solidarismo

Es una estrategia empresarial concedida por el costarricense Alberto Martén Chavarría, a finales de la década de los cuarenta, quien tomó como fuente de inspiración los planteamientos corporativistas y mutualistas, surgidos en Europa afínales del siglo pasado.

El núcleo central de esta estrategia, lo constituye la manipulación del concepto "solidaridad"; entendiéndola como la unidad, la cohesión y la armonía entre obreros y empresarios, para que los últimos puedan explotara sus trabajadores en paz y armonía.

Es una estrategia pensada y sistematizada para defender los más altos intereses de los empresarios. Por esa razón, las asociaciones solidarizas (expresión orgánica más conocida) surgen por la aceptación y voluntad del empresario y no como resultado de una gestión de los trabajadores.

Funciona con diferentes expresiones, según el país de que se trate. Por ejemplo, en Costa Rica y Guatemala, funcionan con el nombre de asociaciones solidaristas: en Nicaragua, .han tomado el nombre de asociaciones para el desarrollo integral del trabajador (ADIT): en El Salvador, se conocen con el nombre de comisiones obrero-patronales, asociaciones solidaristas o círculos de calidad: en Honduras, han tomado la modalidad de juntas de fomento y paralelas; en Panamá, el solidarismo se liga más a los círculos de calidad, al igual que en Venezuela, Colombia y Perú: En República Dominicana, se les llama "asebien".

No se tiene información de que en el resto de países de América Latina el solidarismo exista con ese nombre. En Argentina, Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay no se conoce el fenómeno, pero no se descarta que existan otras estrategias de control de las relaciones laborales por parte de los empresarios de esos países. Así como tampoco se descarta el hecho de que pronto se ponga a funcionar la estrategia solidarista en el resto de países de la región, ya que recientemente se creó un organismo latinoamericano para promover el solidarismo, llamado «Organización Latinoamericana Solidarista".

Qué pretende

El solidarismo tiene como finalidad controlar las relaciones obrero patronales, con el objetivo de hacer prevalecer los intereses patronales. Claro está que el solidarismo no es presentado como una estrategia en favor de los empresarios y en contra de los trabajadores, sino como un movimiento de solidaridad donde obreros y empresarios se ayudarán mutuamente.

Se autodenominan como el movimiento de la armonía y la cooperación obrero patronal, siempre y cuando éstas giren en torno a los intereses de la empresa; cuando el trabajador reclama los suyos, se acaba la armonía y empieza la represión.

Se proclaman además los abanderados de la cogestión obrera, prometiendo a los trabajadores convertirlos en codueños de la empresa. Pero se trata de un engano más para que el trabajador se autoexplote en favor de ésta. Como le hacen creer que es suya, se sacrifica para que la empresa sea cada vez más rentable. El resultado final es: jugosas ganancias para el empresario y desmejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo para el obrero.

Así, las conquistas logradas por los trabajadores comienzan a desaparecer paulatinamente, mientras que las asociaciones solidaristas, en sus diferentes modalidades, desarrollan algunas actividades compensatorias (préstamos, alimentación subsidiada, actividades deportivas y culturales...) con fondos de los propios trabajadores, provenientes de un porcentaje que los trabajadores ahorran de sus salarios y otro porcentaje correspondiente a la indemnización por despido (cesantía), que también pertenece a los trabajadores, la cual es adelantada por el patrono a la Asociación Solidaria.

Así, con la imposición del solidarismo, se deterioran las condiciones labolares, ya que los trabajadores no cuentan con instrumentos de defensa de sus derechos e intereses. Por su parte, los empresarios gozan de plena libertad para pagar salarios injustos, despedir a los trabajadores que no logran dar el máximo rendimiento, o por el simple hecho de sindicalizarse.

El solidarismo y las nuevas tendencias empresariales

En efecto, la globalización de la economía, trae consigo la implementación de nuevas formas de producción, con el objetivo de elevar el nivel de competitividad de las empresas, así como su efectividad y eficiencia. De ahí que los empresarios, busquen modelos alternativos de organización, que les permita flexibilizar las relaciones laborales, para poder participar en las nuevas formas de producción que el contexto mundial les impone.

En función de lo anterior los empresarios, ideólogos y promotores solidaristas, venden el solidarismo como la gran alternativa de organización laboral, frente al sindicato. Afirman que es un movimiento que permite erradicar la lucha de clases. Favorece la concertación y la productividad y competitividad de las empresas, por medio de la intensificación del factor trabajo.

En esa línea, recientemente la estrategia solidarista es modificada por los empresarios, al integrara los planteamientos solidaristas las teorías de la administración plana, el concepto de control total de calidad, los inventarios justo a tiempo, horarios flexibles, alto grado de especialización, etc., dando como resultado el concepto y la propuesta de “Solidarismo total”.

José Antonio Marchen


Costa Rica se convierte en la década de los 80 en el país en el que logra calar hondo el solidarismo, con un crecimiento acelerado que se traduce en un auge solidarista y un estancamiento sindical. Después de 43 años de existencia, el solidarismo costarricense creció en más de 1300 organizaciones en todos los sectores productivos, con una militancia aproximada de 120 mil afiliados y un capital económico de más de 300 millones de dólares.

El sindicalismo apenas contaba en 1991 con más de 475 organizaciones y una militancia de 155 mil afiliados.

Guatemala es el segundo país de penetración solidarista. Después de intentos fallidos, en los anos 70 crece, favorecido por el gobierno demócrata cristiano desde 1984. En 1990 cuenta con más de 300 organizaciones esparcidas en 22 departamentos en el sector rural y urbano, turístico e industrial, con más de 50 mil trabajadores organizados y un capital económico superior a los 25 millones de quetzales. Datos optimistas del sindicalismo guatemalteco lo sitúan con una representación del 3 ó 4% de la población activa.

Honduras es el tercer país de desarrollo solidarista. Ingresado en. 1984, posee más de 25 organizaciones en el sector industrial, minero y bancario, además de otras organizaciones similares que no usan el nombre solidarista. Cuenta con más de 3 mil afiliados y un conjunto de condiciones favorables para crecer. El movimiento sindical hondureño contaba con más de 400 sindicatos y cerca de 300 mil afiliados.

El Salvadores la cuarta zona de ingreso del solidarismo, a partir de 1985, con el nombre de comisiones obrero-patronales». Tiene más de 30 organizaciones, en el sector industrial, comercial y público.

En quinto lugar se encuentra Panamá. El solidarismo se hace presente allí en el sector industrial y agroindustrial de la capital y la zona fronteriza con Costa Rica, con más de 10 empresas que practican el solidarismo sin oficializarlo.

En nuevo foco de penetración es Nicaragua. En torno a la discusión sobre la privatización de empresas estatales y tomado de la mano de empresarios exiliados que retornan a Nicaragua desde Miami o Costa Rica, el solidarismo ha hecho su presencia en una docena de empresas del sector turístico, industrial e ingenios azucareros.