Economía y brecha social en Costa Rica y América Latina

ECONOMÍA Y BRECHA SOCIAL
EN COSTA RICA Y AMÉRICA LATINA
 

José Eladio MONGE PÉREZ


Recientemente se divulgaron los resultados de la última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares en Costa Rica, 2004. La anterior se había realizado en 1988. El resultado más destacado es el crecimiento de la brecha social. La relación entre el ingreso del 20% más rico y el del 20% más pobre de la población, pasó de 11 a 1 en 1988, a 20 a 1 en 2004, es decir, prácticamente se duplicó.

En este período de 16 años, el 20% más pobre de la población vio aumentar sus ingresos en términos reales en un 7%, mientras que el 20% más rico de la población tuvo un aumento en términos reales del 96% en sus ingresos, o sea, duplicó su ingreso.

Por tanto, las políticas económicas de los últimos 16 años llevaron a una duplicación de la brecha social en Costa Rica. Dichas políticas han reducido el tamaño y la acción del Estado, han favorecido la importación de bienes (reduciendo aranceles) y la inversión extranjera (estableciendo zonas francas, sin impuestos para las empresas), y ha incentivado la exportación de productos no tradicionales (con subsidios estatales). Se les llama «políticas neoliberales».

Se puede concluir entonces, junto con el director del Proyecto Estado de la Nación, que el modelo costarricense ha favorecido y subsidiado básicamente a los sectores con mayor capital, lo que ha producido el efecto lógico de aumentar la brecha social.

El caso de Costa Rica -país tenido como de los mejores acomodados económicamente entre sus vecinos centroamericanos- no es único. Ha ocurrido otro tanto prácticamente en toda América Latina, incluso en el mundo entero, en la medida en que se han adoptado las medidas neoliberales.

Algunos argumentan que con estas políticas, el 20% más pobre también aumentó sus ingresos, aunque haya sido sólo en un 7%, y que hubiera sido peor que sus ingresos se redujeran. Es la «teoría del derrame»: los pobres prosperarán si a los ricos les va bien; aunque esto demore, ése es el camino.

Así, el neoliberalismo no es una opción económica meramente «técnica, científica, natural», sino una opción política que incluye una determinada voluntad de distribución de la riqueza. Toda decisión política incluye la opción por una determinada voluntad de reparto. Se puede privilegiar a unos, o a otros. El neoliberalismo, presentado como «natural» en un momento de depresión de los movimientos populares, ha sido durante todos estos años la fórmula económica aplicada para la creación acelerada de riqueza a base de apretar el cinturón y privar de las conquistas sociales ya adquiridas a los trabajadores. Hemos hecho el juego a la ambición del capital, y nuestras sociedades se han polarizado con una desigualdad nunca conocida en la historia.

Algunos estudiosos sostienen que la violencia se relaciona más directamente con la magnitud de esa desigualdad (brecha social), que con la magnitud misma de la pobreza (la explosión social).

Nos preguntamos: ¿Es ético justificar el aumento de la brecha social, como un subproducto inevitable del necesario desarrollo económico? ¿Es un mal menor, o un mal mayor? ¿Es inevitable, o se puede solucionar con una necesaria reforma fiscal? ¿Se justifica continuar con estas políticas (por ejemplo, con el TLC con EEUU), que ensancharán cada vez más esa brecha? ¿Continuaremos apostando por una élite más rica, pero en medio de una sociedad más desigual y más violenta? ¿Es esto lo que queremos que suceda en Costa Rica y en A.L.? ¿Estaremos vendiendo la primogenitura (paz social) por un plato de lentejas (mayor riqueza de sólo un sector)? ¿Será necesario sacar a los mercaderes del templo?

Es hora de superar el engaño de la supuesta ingenuidad del neoliberalismo, y de optar por otra voluntad de distribuir la riqueza: como sociedad humana, no según la ley de la selva. A.L. está despertando y poniéndose en marcha. Es la hora de un cambio histórico en A.L. y el mundo.

 

José Eladio MONGE PÉREZ

San José de Costa Rica