China: Cuando China despierte

Cuando China despierte

Daniel Cerezo


Introducción

El simple nombre de “China” trae a nuestra mente la idea de gente, mucha gente. A menudo lo relacionamos con arroz, palillos, lengua y cultura milenarias, la muralla china, el té, la seda y poco más. Estereotipos, prejuicios y verdades según cómo, cuándo y quién los pronuncie. Pero no cabe duda que aún así, China, aún siendo el país más poblado de la tierra todavía acarrea consigo para una mayoría de los habitantes del planeta un halo de misterio, fascinación y perplejidad.

Los expertos en la política y economía no dudan en afirmar que China, el “gigante dormido” está despertando del letargo en el que ha estado sumido durante siglos. El siglo pasado que vio a China sumida en guerras, violencias sin cuento y contradicciones motivadas por la revolución comunista, parece haber entrado con buen pie en este comienzo de siglo. Aunque las últimas décadas, bajo la dictadura y control comunistas, han llevado al país a una situación peculiar de cara al futuro, en el que China jugará un papel cada vez más influyente en la escena internacional. Su cultura milenaria, esa gran masa humana en un mundo donde la economía dicta los destinos de los pueblos, su posición clave en el lejano Oriente, y sus contradicciones internas, hacen de este gigante con pies de barro uno de los puntos de mira de la opinión mundial. ¿Qué hay detrás de la “cortina de bambú” y qué se cuece en “el imperio del Centro”?

I.-El momento que vive China

La celebración del 50 aniversario de la fundación de la República Popular China en 1999 da pie para analizar el mensaje que el gobierno comunista quiso dar tanto dentro como fuera del país. El despliegue humano en la Plaza de Tiananmen el 1 de octubre fue acompañado de muestras de adhesión para dar una imagen de progreso, estabilidad política, concordia social y poderío militar. Para ello nada mejor que mucha gente, flores, cantos patrióticos y arengas dictatoriales que iban al compás de un fuerte despliegue policial -una prueba más de la distancia entre los líderes comunistas y el pueblo llano-.

En estos albores del milenio el momento se presenta particularmente significativo, ya que en este año 2002 tendrá lugar el relevo de la cúpula comunista con una inyección de sangre nueva en la dirigencia del país. Ella guiará la nave del país en la próxima década. El rumbo de la misma vendrá dictado por elementos internos y externos a la misma China, como más adelante diremos.

China está en la antesala de su entrada en el emporio económico de la WTO (Organización Mundial del Comercio) y en un acercamiento paulatino a los ámbitos del poder mundial, aunque ello conlleve costos dolorosos especialmente para los más de 800 millones de campesinos que viven en las zonas rurales, víctimas de los impuestos gubernamentales que los ahogan, dejándoles al desamparo de protección alguna. Con ellos va creciendo el grupo de los desempleados debido en gran parte al cierre de fábricas y empresas estatales en quiebra. Ello ha traído consigo revueltas sociales y manifestaciones antes desconocidas. Activistas sindicales ratificaron que en 1999 hubo más de 200.000 manifestaciones laborales por cuestiones de desempleo.

II.- El todopoderoso partido comunista

El gobierno de China está estructurado de forma piramidal: el pueblo sirve a la ideología de turno y no al revés. El emperador y la dinastía desaparecieron, pero sólo de nombre, ya que fueron sustituidos por el nuevo emperador que es el partido comunista. Y para aquellos que se resisten a entrar dentro de los esquemas piramidales del partido, o bien la cárcel, o la rehabilitación en campos de concentración. Acusado de no respetar las libertades civiles, el gobierno chino siempre responde con el consabido estribillo de que “estos son asuntos internos de China” en los que nadie puede interferir.

Pero en la reciente historia de China cuando los chinos hacen una sentada, el gobierno comunista tiembla y expone sus resortes a la vez que sus debilidades. Los dos casos más recientes son la manifestación de los estudiantes en Tiananmen en mayo/junio de 1989, que acabó con la noche trágica del 4 de junio en la cientos de estudiantes murieron arrollados por los tanques del ejercito, y la más reciente sentada de los adeptos de la secta religiosa Falungong, una especie de secta religioso y filosófico cuya finalidad es conseguir un estado de auto-control y relajación a través de ejercicios de respiración siguiendo parte de las artes marciales chinas.

Ha sido precisamente esta última la que ha sacudido los cimientos del poder comunista. Lo que enervó al gobierno fue la manifestación pacífica que realizaron unas ocho mil personas el 25 de abril de 1999 en los alrededores de Zhonganhai, sede del partido y de los líderes comunistas. Gentes pacíficas venidas de todas las partes de China expusieron las debilidades y grietas del partido. La reacción no se hizo esperar cuando a finales del julio del 99 el gobierno decretó ilegal la secta y montó una campana de caza de brujas que acabó con cientos de adeptos de la secta en cárceles y hospitales para enfermos mentales.

Cuando el gobierno descubrió que la secta tenía más numero de adeptos que el mismo partido, reconocieron algo ineludible: el partido había perdido control sobre el pueblo. La incompetencia del partido para dar una esperanza a las masas campesinas, auténticas protagonistas de la tan cacareada liberación, y a los grupos más pobres se había esfumado. La secta Falungong es el último aldabón y un aguijón en el sistema comunista, incapaz de hacer frente al vacío moral y ético que asola China.

Pero no acaba ahí, los grupos religiosos islámicos en el oeste de China están causando problemas internos de inestabilidad al gobierno de la región a través de atentados y de guerrilla subterránea en busca de la independencia. Y está la amenaza de las repúblicas islámicas, hartas de ver cómo sus hermanos musulmanes siguen siendo objeto de la persecución china.

La apertura económica que ha dado un impulso importante a China a través de las reformas económicas de Deng Xiaoping no sólo no ha venido acompañada por las necesarias reformas políticas y de libertades civiles que desde tantos frentes apuntan a Pekín, sino que han endurecido más las posiciones conservadoras de la cúpula comunista después de la masacre de Tiananmen en junio de 1999. Este hecho, y la no tan lejana revolución cultural que finalizó con la muerte de Mao a mediados de los 70, son fantasmas que aún se abaten sobre la población.

El pueblo, harto de promesas incumplidas, se ha lanzado en busca de otras alternativas. El fenómeno de Falungong expone la debilidad del partido en todos los frentes: la desigualdad entre ricos y pobres en un país en que todo el mundo se supone igual, la corrupción manifiesta, el vacío moral y la inercia del partido para crear una ley eficaz e imparcial.

III.- Una sociedad en ebullición

Intentando salir del túnel del olvido, el ostracismo y la oscuridad de las décadas pasadas, China, tiene hoy en día motivos para la esperanza. Es cierto que hay un sector de la sociedad que busca reformas políticas como solución a los problemas endémicos, pero el pueblo chino más que por reformas políticas se interesa por que sus vidas mejoren social y económicamente. Al chino de hoy le interesa tener un trabajo seguro en un país donde los desempleados van aumentando, un trabajo que le pueda dar acceso a la seguridad social, la educación y una vivienda, algo que hasta hace poco el Estado solucionaba. Hoy en día las cosas han cambiado y hasta los niños que asisten a la escuela tienen que pagar tasas académicas.

La cultura se resiente de forma particular y aunque el confucionismo está enraizado en la mente y corazón del pueblo chino, sin embargo el proceso de modernización está teniendo grandes repercusiones culturales. La apertura de China al mundo está trayendo cambios imprevisibles en el corazón de la cultura y sobre todo en la generaciones jóvenes, para las cuáles lo occidental es atractivo, y el deseo de muchos es el estudiar fuera del país. Son los mismos líderes chinos los primeros en enviar a sus hijos a estudiar al extranjero, aunque después critiquen la cultura occidental como raíz de todos los males que acechan a China.

La campaña denominada “civilización espiritual” desatada por Jiang Zemin salía al paso como medida para contener la “polución” de las ideas occidentales y para diseñar a la vez un código de verdades comunistas actualizadas que pudieran impactar a la gente.

La situación religiosa, por otra parte, es una asignatura pendiente para el gobierno comunista dada su visión atea de al realidad. De ahí que fuera de las cinco religiones -budismo, taoísmo, islam, catolicismo y protestantismo- establecidas oficialmente bajo el control del gobierno, ninguna otra manifestación religiosa es permitida. Aunque el gobierno dice que la constitución china respeta y afirma la libertad de religión (artículo 36), ésta es siempre vista al servicio del socialismo y bajo las condiciones impuestas por el mismo. Los ciudadanos chinos no tienen libertad para creer ni para expresar sus creencias abierta y públicamente sino bajo las condiciones restrictivas del gobierno.

Para ello han intentado crear una iglesia patriótica y nacional china, si hablamos de la iglesia católica, y de las Tres Autonomías, si hablamos de los protestantes. Los budistas, taoístas y musulmanes tienen otras estructuras que les controlan y les dictan las formas en que los credos religiosos se han de expresar. Es fácil predecir las consecuencias que esto tiene en particular para la iglesia católica, vinculada con el Vaticano. La nominación y consagración de obispos y la existencia de la Asociación Católica Patriótica China siguen siendo escollos graves en el camino para el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano. Como consecuencia hay una “iglesia de las catacumbas” cuyo único vinculo es con el Vaticano y otra “iglesia oficial”, dentro de la cual nos encontramos con situaciones muy dispares, tanto en cuanto a su relación con el gobierno chino como con el Vaticano.

Como consecuencia todavía nos encontramos con obispos, sacerdotes y monjas que viven en las cárceles y otros bajo el control y la persecución del gobierno, no sólo dentro de la “iglesia de las catacumbas” sino también de la llamada “ iglesia oficial” .

Así, contemplamos una sociedad en plena ebullición, algo así como una olla a presión, azotada por el fuego de las reformas económicas, la apertura al exterior y la corrupción como mal endémico en los rangos del partido. De hecho el porcentaje de suicidios es en China mayor que en ningún otro país.

Otro fenómeno es el de las masas migratorias en busca de un mejor porvenir en las zonas costeras. Es el resultado de que, de hecho, los campesinos, aun siendo los artífices de la revolución comunista del 49, no han llegado nunca a disfrutar de las mieles del prometido paraíso en la tierra proclamado por Mao. No sólo eso, sino que han visto la diferencia abismal, reconocida por el mismo gobierno, entre las zonas rurales y las urbanas.

Los retos sobre cómo controlar una sociedad manteniendo un férreo control sobre los medios de comunicación social y el sistema educativo, y cómo afrontar problemas como el infanticidio, el papel y lugar de la mujer en la sociedad, el SIDA, la droga y las mafias… son problemas sin resolver en la agenda del gobierno.

Uno no acaba de comprender cómo un sistema que aparentemente debiera estar al lado de la clase trabajadora y del campesinado les haya dado la espalda de forma reiterada, abandonando el espíritu de igualdad proclamado en discursos vacíos, cuando las arcas del estado miraban hacia otros horizontes.

Una sociedad cuya finalidad es el éxito y el dinero a toda costa va dejando de lado las ideas igualitarias de Mao y dando lugar a un nuevo pragmatismo, en línea con la teoría de Deng Xiaoping de que “ser rico es glorioso”.

IV.- Unidad Nacional y estabilidad social a cualquier coste

Los fantasmas que se ciernen sobre China se resumen en las “tres T”: Taiwan, Tiananmen y Tíbet. Son tres heridas que todavía supuran en el cuerpo inerme del dragón amarillo y tres síntomas de enfermedad.

La problemática de Taiwan es particularmente significativa a los ojos de los líderes comunistas. El hecho de la vuelta de Hong Kong y Macau a la madre patria han reafirmado el deseo de unidad del gran reino del centro. Taiwan está en el punto de mira de las autoridades, pero sean conscientes de que hoy por hoy Taiwan, aunque tenga una misma raíz cultural, el moderno Taiwan tiene poco política, económica y socialmente hablando similar a la China continental. Ello hace que muchos hablen de hecho de dos países, y a decir verdad en el momento presente así funcionan. De hecho, a la mayoría de los taiwaneses les gustaría seguir con el status quo en que viven.

La problemática continuará, porque hay mucho en juego, y la independencia de Taiwan nunca será una opción, a no ser por la fuerza. Su independencia nunca será aceptada por China ya que acarrearía un caos general y la guerra civil estaría servida, con la posibilidad de que las otras 55 minorías étnicas siguieran el mismo camino.

Particularmente compleja es, por otra parte, la situación en la región del Tíbet y en las provincias islámicas del Noroeste de China con sus movimientos independentistas, en las zonas de Mongolia Interior, los Uighurs y otros grupos islámicos.

En este sentido hay fuerzas que apuntan en direcciones independentistas: el norte que rige y comanda, y el sur económico y rebelde; las zonas costeras ricas y la zona interior montañosa pobre. De ahí que las autoridades siguen martilleando sobre la unidad nacional y el nacionalismo ya expresado en el bombardeo de la embajada en Yugoslavia y cuando quiera que haya un motivo para promover la tan ansiada unidad.

Los acontecimientos sangrientos en la plaza de Tiananmen siguen presentes en la mente del pueblo chino, ya que la manifestación estudiantil no sólo proclamaba una democracia para el país, sino la erradicación de la corrupción en los ámbitos de gobierno, algo que el gobierno jamás aceptó. Como consecuencia el ejército chino masacró a su propio pueblo.

Tíbet sigue siendo otro aguijón en el ojo del sistema comunista sin que hayan encontrado una forma de engullirle de forma pacífica, situación que complica constantemente la posición y prestigio del gobierno en la arena internacional.

En relación con el mundo, por otra parte, China se presenta con esta obsesión de unidad nacional, cuya solución, cualquiera que sea, afectará a las relaciones a nivel militar en la zona China y de Asia en general, y posiblemente a nivel mundial.

Así, a la todopoderosa unidad nacional -excusa para acallar voces discrepantes del sistema- se sacrifican los derechos humanos y libertades civiles e individuales o de pensamiento de todo tipo, en el ara de la pirámide o estructura social, en el vértice de la cual está el partido, y en cuya base y sobre sus espaldas apesadumbradas la clase pobre y campesina sostienen el edificio agrietado de la China de hoy. Para controlar la gran masa humana el gobierno se ha basado en una fuerte burocracia, un aparato de control y represión, auténtico vampiro de la China actual, y un ejército que es en definitiva quien tiene la última palabra, unido al todopoderoso partido. Pero, ¿ por cuánto tiempo?

V.- La economía

El desarrollo económico es también otro de los factores claves en la China de hoy. Durante las comunas y dentro de una economía planificada dictada por el gobierno en las décadas de los cincuenta a los ochenta, las fábricas producían lo que el gobierno dictaba. Cada uno tenía comida, vestido, casa, educación y ayuda sanitaria y un trabajo asegurado de por vida. Pero también eran los tiempos de la pobreza y los racionamientos donde las opciones de la mayoría de la población eran más bien escasas.

La nuevas reformas económicas de los años ochenta dieron un vuelco a la economía y las condiciones y costumbres de vida de la gente. Desde entonces, una nueva clase media ha surgido con capacidad de iniciativa sobre todo en el mundo de los negocios. Por el contrario, aquellos con menos nivel educativo y sin grandes especialización se han visto de la noche a la mañana en la calle y sin expectativas de trabajo. El desmantelamiento del sistema productivo estatal ha abierto el camino para la China del futuro, aunque ello conllevara la oposición de los trabajadores. El ejército, con cientos de miles de negocios y fábricas, fue particularmente reacio a estos cambios. Para ello el gobierno chino, en sus sesiones anuales, destinaba un buen trozo de tarta para el ejército, acallando así su descontento.

En todo este tinglado, los ancianos y el campesinado son los que se llevan la peor parte, ya que son ellos los que están más lejos, física o psicológicamente, de las reformas económicas. Todavía hoy en día hay alrededor de 100 millones de campesinos siguen viviendo bajo el nivel mínimo de pobreza, estimado por el gobierno chino en unos 100 dólares USA. La nueva imagen que se ve en las calles de las ciudades es un buen reflejo de cómo está la situación del mercado. En Xian, largas colas de gente aparecen por las mañanas a lo largo de las carreteras en espera de que alguien se acerque a ellos ofreciendo algún trabajillo para el día. Al ser la demanda grande tenemos que decir que los salarios son más bien bajos y la competencia hace que las condiciones de vida de los que emigraron a la ciudad sean cada vez peores.

Una de las preocupaciones del gobierno es cómo crear nuevos puestos de trabajo que de alguna forma acallen el descontento de la gente. Ésta, por otra parte, en lugar de gastar seguirá ahorrando por miedo de perder sus trabajos. Hoy las clases trabajadores se han olvidado de la lucha de clases y lo que intentan es cómo vivir día a día y asegurar su futuro. La gente sencilla tiene que pensar en asegurarse un futuro, y no en revoluciones. El descontento social será inevitable si el gobierno no es capaz de solucionar las desigualdades sociales y reducir el abismo sangrante entre los pobres de siempre y lo nuevos ricos, amparados del poder e influencia del partido.

A modo de conclusión, digamos que en el mundo chino que acabamos de describir se hace imperante una auténtica liberación inspirada por el mensaje del evangelio. Cómo podrá la iglesia de China realizar esta tarea, depende en gran manera de que las dos comunidades católicas se reconcilien para así poder proclamar con una sola voz a Cristo. Después de 50 años después de la victoria comunista en China siguen los males endémicos de un gobierno impotente para erradicar aquello por lo que luchó contra los Nacionalistas: la corrupción epidémica dentro del sistema del gobierno y del partido como ley de vida; la desigualdad económica entre los pobres y los nuevos ricos; inestabilidad social por las reformas económicas y los conflictos étnicos y últimamente ciertos movimientos como Falungong.

China todavía tiene que demostrar al mundo su respeto por la persona humana y los derechos y libertades civiles. La política de un solo hijo, el infanticidio, el aborto, la planificación de la familia, la censura de la prensa, la supresión de partidos políticos fuera del espectro comunista y la falta de un sistema legal fiable, hacen que China todavía encuentre grandes dificultades a la hora de hacerse creíble a nivel mundial.

Características principales de la cultura china

Hablar de características que definen a 1,265.000 millones de personas no es fácil y el caer en la generalización es un riesgo, pero a pesar de ello, diremos que el pueblo chino, en general, puede ser definido con las siguientes características siguientes:

1.- Fuerte sentido de familia:

El chino tiene un sentido de identificación y pertenencia al clan familiar muy acentuado. La familia absorbe al individuo y éste encuentra su sentido de ser dentro de la familia. Los lazos familiares son tan fuertes que se considera a la familia como la extensión natural de uno mismo. El sentido de familia es el valor más sentido del pueblo chino.

En el ámbito familiar, las relaciones entre los distintos miembros están perfectamente reguladas de manera que cada uno sabe el papel que juega y los límites entre los que puede actuar. Los distintos grados de consanguinidad están perfectamente definidos y los nombres de las distintas relaciones entre los miembros diversos del clan son casi ilimitados.

Dentro de este campo se engloba también la llamada “piedad filial”, muy acentuada en los contextos tradicionales chinos, pero que poco a poco va perdiendo incidencia en las zonas urbanas e industriales de las grandes ciudades. La expresión “yang er fang gwo” (cuida a tu hijo para que él te cuide en tu vejez) tiene todavía hoy gran impacto en la vida del clan. De esta piedad filial, inspirada en Confucio, aunque tenga una cierta dosis de egoísmo, y de la estructura familiar, dimanan muchos de los códigos ético sociales y familiares.

2.- La importancia de “guardar la faz”:

La vida social china está marcada por la buena apariencia externa tanto de sentimientos, actitudes como comportamientos concretos. El bien parecer exterior conlleva una buena dosis de auto-control.

Las repercusiones del “guardar la faz” tiene sus exageraciones y connotaciones negativas, al menos para una mentalidad occidental: puede llegar a distorsionar la verdad, caer en una cierta falsedad por no romper la armonía social y la buena imagen, y puede caer en una cierta doblez, e incluso llegar al engaño. Todo de alguna forma se tolera en aras de la buena armonía social y de conservar buenas relaciones inter-personales. Vivir en una atmósfera social pacífica es de una importancia capital para el chino.

Como mecanismo que encubre estas relaciones sociales y el “guardar la faz” está el ceremonial y la cortesía chinos, manifestados en el trato social que a veces pueden llegar a límites insospechados. La importancia de la paz y armonía es un elemento que impregna todas las relaciones humanas. Perder la paz es lo peor que le puede ocurrir a un chino.

En las relaciones sociales y como medio para “guardar la faz”, se subrayan como virtudes el no perder la compostura y el controlar las emociones de uno u otro sentido. El chino comunica con la mente, no con el corazón, o tiene el corazón en la cabeza. Enfadarse y el perder los nervios en público, aspectos transitorios en la sociedad occidental por su carácter pasajero, no tienen la misma incidencia en el contexto chino. El enojarse rompe la buena armonía entre las personas.

3.- La armonía frente a la verdad:

La armonía social y familiar son valores subrayados y la norma de oro es “no herir la sensibilidad del otro”. De ahí se deriva delicadísimo trato social, con frases artificiales y diplomáticas, nunca bruscas ni cortantes.

Se sacrifica la verdad en aras de la armonía de las relaciones humanas. Para el chino, que relativiza bastante las cosas, no hay verdades amovibles. La verdad como tal está expuesta a múltiples interpretaciones y lo que parece evidente hoy, no lo es mañana. Valga como ejemplos de la filosofía tradicional el hecho de que obviamente algo duro perdura más que algo blando. Pero no es así con la persona humana que pierde lo más duro de su cuerpo -los dientes- en su vejez, mientras que la parte más vulnerable y blanda como es la lengua la conserva hasta su muerte. De la misma manera la roca se va rompiendo poco a poco con el agua que gota a gota la perfora. O el viento que es fuerte y huracanado pero que no puede doblegar a la hierba débil y frágil.

Para guardar buena armonía hay reglas y convencionalismos que regulan la vida social. La cortesía es una ciencia y las buenas maneras un estudio y una disciplina. Los buenos modales pueden a veces llegar a la exageración. Para no herir al interlocutor se recurre a respuestas ambiguas, medias mentiras, frases diplomáticas, medias no verdades, ya que lo importante es la felicidad de la persona. Buena relación con las personas y el universo es un valor primordial.

Más que las leyes, o la verdad en su forma abstracta, para el chino lo que mueve su vida social son los lazos familiares, el culto a los antepasados y el desarrollar buenas relaciones inter-personales.

4.- Primacía del papel de la autoridad:

La sociedad china desde tiempos inmemorables ha sido estructurada deforma piramidal dando gran importancia a la autoridad. Una persona en autoridad será normalmente respetada por sus subordinados. Difícilmente un subordinado retará a un superior ya que ambos “perderán la faz”. La confrontación es más bien evadida de muchas maneras como medio de no romper las relaciones especialmente en la relación con la autoridad.

Pero se respeta a la persona no tanto como tal, sino por la posición que tiene en la sociedad y por su autoridad dentro de la misma.

5.- Sentido de modestia y de humildad:

El pueblo chino, en general, aprecia las actitudes humildes. El que alardea y ostenta de forma pública pierde por sí mismo la faz. ¿Es por esto que los chinos prefieren el jade a los diamantes? Puede parecer una pregunta estúpida pero, aparte de connotaciones históricas e incluso de carácter religioso, el jade (la nefrita), una piedra preciosa que no deslumbra por sus colores llamativos, sino porque simboliza la humildad, es muy apreciada por los chinos.

La actitud de modestia y humildad también está reflejada en la pintura china, donde normalmente no hay colores muy llamativos y el lugar que ocupan los humanos queda reducido a pequeñas siluetas perdidas en la inmensidad del cuadro. En un cuadro tradicional chino difícilmente la persona es el protagonista principal.

Así lo expresan con el lenguaje. El carácter chino que expresa el rechazo a los arrogantes, orgullosos y engreídos está expresado por el signo “Ch’ou”, que significa apestar, mal olor, peste. Consta de tres partes: de “Tzu”, personal, individual, la persona; “Ta”, que significa grande; y un puntillo insignificante entre el “Tzu” y el “Ta”. Con ello significa que cuando uno se halaga a sí mismo y se cree grande e importante, aunque sólo sea como la mota insignificante trazado en el signo, esa persona huele y apesta, y la gente se aleja de él.

6.- En el campo religioso.

Podemos afirmar que el culto a los antepasados es el quicio en torno a cual giran la mayoría de las expresiones religiosas del chino, tanto dentro del hogar como a nivel del clan.

7.- El sentido de reciprocidad en las relaciones inter-personales.

Un favor siempre será recordado por el chino y hará lo que pueda por devolverlo de muy distintas maneras.

8.- Un marcado sentido y capacidad de observación.

Datos de China (CNN)

Forma de gobierno: dictadura de un solo partido con una casa legislativa.

Jefe de Estado: presidente

Capital: Pekín

Lenguas más importantes: chino mandarín (lengua oficial), cantonés, yue, hakka, minnan…

Minorías étnicas: Han (Chinos) 91,96%; chuang: 1,37%; manchu: 0,87%; hui: 0,76%; miao: 0,65%; yi: 0,58%; otros: 3,72%.

Afiliación religiosa: no religión: 51,9%; religión tradicional china 20,1%; ateos: 12,2%; budistas: 8.5%; cristianos: 6,0$; musulamanes: 1,4%; otros: 0,1%

Unidad monetaria: 1 renminbi (yuan). 1 US$ = 8,28 yuan.

Demografía: Población (1998): 1.242,980.000

Densidad de población (1998): 130 personas por kilómetro cuadrado

Zona urbana-rural (1997): 32% urbana, 68% rural

Distribución por sexos(1995): 51,03% masculino, 48,97% femenino.

Esperanza de vida (1997): 68 años para los hombres, 72 para las mujeres.

Indicativos sociales: horas semanales de trabajo: 48

Economía nacional: ingreso anual medio por familia es de US dólar 1.396

Educación (1995): alfabetización: 81,5% de la población mayor de 15 años.

Salud: un medico por cada 628 personas, a nivel de hospital una cama por 384 personas. Mortalidad infantil (1997) 39 por cada 1,000 nacimientos.

Ejército (1997): personal activo 2.840.000.

 

Daniel Cerezo

Macau