Casa de las Américas

CASA DE LAS AMÉRICAS

Luis TOLEDO SANDE


En El Vedado, zona del Municipio Plaza de la Revolu­ción, de la capital cubana, hay una esquina que desde 1959 ha ganado singular notoriedad. No ha de atribuirse al perfil arqui­tectónico de la más sobresaliente edificación que allí se yergue, sino a que en ella se fundó ese año la Casa de las Américas, institución que desde entonces y hasta 1980 presidió una mujer vinculada a la heroici­dad y la leyenda de nuestros pueblos: Haydée Santamaría, una de las dos que estuvieron entre los protago­nistas de los acontecimientos cubanos del 26 de julio de 1953.

De la Casa de las Américas -o sencillamente, de «la Casa», como suele llamársele- podría hablarse haciendo referencia factográfica a su labor. De esa forma cabría comenzar por la publicación que lleva su nombre y le sirve de órgano: la revista «Casa de las Américas», que desde su aparición en 1960 ha crecido en reconocimiento como una de las más sobresalientes en el ámbito de la lengua española. Se nutre de colaboraciones de autores consagrados, y ha contribuido asiduamente a la consagración de otros, al tiempo que informa de manera sistemática sobre las tareas de la institución que representa.

El Centro de Investigacio­nes Literarias -al cual se deben valiosas antologías, así como selecciones de textos críticos entre las que destaca la serie «Valoración Múltiple»- organiza cursos de verano, congresos y encuentros de diverso corte; fomenta el «Archivo de la Palabra» -con grabaciones en que se conser­van las voces de personalidades literarias, artísticas y políticas: del Archivo han surgido ya varios discos y casetes que integran la colección «Palabra de esta América»»-; y auspicia, en colaboración con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, la revista Criterios, de teoría literaria y artística y culturología.

Pero acaso la más relevante entre las responsabilidades del CIL sea la organización del Premio Literario «Casa de las Américas», que se convoca anualmente desde 1959. Han participado como jurados cerca de mil escritores de América, Europa y Africa, y se han otorgado alrededor de doscientos premios. En este certamen, de sólido prestigio internacional, está representada la comunidad lingüística de América Latina y el Caribe, incluidos los idiomas indígenas y la extensión del área dentro de EEUU.

El Centro de Estudios del Caribe, que promueve investiga­ciones sobre la cultura de esa área, coordina asimismo encuen­tros internacionales y cursos especializados sobre diversos aspectos del tema, y edita Anales del Caribe, con textos en español, inglés y francés. A su labor se añade el otorgamiento del Premio Maurice Bishop a personalida­des o agrupaciones caribeñas por la significación del conjunto de sus obras.

A esos dos Centros se añaden diversas direcciones, como la de Teatro, que organiza conferencias y jornadas de teatro leído, edita la revista Conjunto y coauspicia la Escuela Internacional de Teatro de América Latina y el Caribe. Música, que en su archivo custodia valiosas partituras y grabaciones musicales; también organiza conciertos, recitales y encuentros, promueve y apoya el desarrollo de diversas formas musicales en el Continente, edita discos y casetes y el boletín Música, y convoca cada dos años al Premio de Musicología «Casa de las Américas».

A la Dirección de Artes Plásticas se deben investigaciones sobre ese conjunto de expresiones artísti­cas de América Latina y el Caribe, y diversas vías para divulgar sus valores. Entre ellas sobresalen los Premios (trienales) La Joven Estampa y Ensayo Fotográfico, y el trabajo de exposiciones en galerías, que ya son tres en la Casa: la Galería Latinoamericana, la Haydée Santamaría y la Mariano. De hecho, la Casa toda funciona como una gran galería, donde se muestra la Colección Arte de Nuestra América, integrada por obras de eminentes artistas y por manifestaciones de arte popular, y considerada en virtud de su valor y sus proporciones única en el mundo.

La Biblioteca, especializada en temas de Latinoamérica y el Caribe, atesora más de ciento cuarenta mil libros y folletos; tiene en su hemeroteca cerca de ocho mil publicaciones. Reúne asimismo recortes de prensa, manuscritos, documentos y otros portadores de información.

La Editorial ha publicado cerca de ochocientos títulos, agrupados en las colecciones Literatura Latinoamericana (consagrada a los clásicos), Premio Casa de las Américas, La Honda -para obras recientes-, Pensamiento de Nuestra Améri­ca, Nuestros países -volúmenes ensayísticos y monográficos-, Valoración Múltiple y Colibrí, dedicada ésta última a la literatu­ra para niños. También ha coeditado obras con instituciones afines de Cuba y otros países.

La Casa, que tiene en la Dirección de Prensa un valioso apoyo para la coordinación y la divulgación de sus múltiples tareas, ha venido concediendo un espacio creciente a los estudios sociales. Para ello ha creado un Grupo ad hoc y un Programa de Estudios sobre la Mujer, sector que siempre ha estado en el centro de su interés.

La Librería ofrece la posibili­dad de adquirir las publicaciones -libros, revistas, discos, casetes- de la institución, lo cual también puede hacerse por medio de solicitudes desde el exterior y, en el caso de las revistas, por la vía de las suscripciones.

Pero sobre la Casa de las Américas, donde los distintos frentes de trabajo se integran en esfuerzos y objetivos comunes, hay un modo aún más eficaz de hablar que no puede reducirse a datos y del cual la descripción precedente no pasaría de dar una mera idea. Se trata de lo que ha significado y significará la institución para la fraternidad de los pueblos de Latinoamérica y el Caribe entre sí y con otros pueblos del mundo. Esa herman­dad ha estado frecuentemente representada en los vínculos culturales y encarnada en escritores, artistas e intelectua­les, y se orienta hacia las más profundas raíces y perspectivas humanas. Ha sido una forma de cultivar el conocimiento de los pueblos de nuestra América, y de contribuir a su defensa contra peligros y enemigos.

De esa labor no puede esbozarse un reflejo cabal con datos o informaciones más o menos precisas. Su mejor valoración probablemente habrá que confiarla a uno de los hechos que más estimulan y honran a la Casa: el cariño de familia -expresado a menudo en una imborrable práctica solidaria- con que de ella hablan quienes la conocen por haber sido sus colaboradores, por haberla visitado, o por haber recibido el beneficio de una obra signada por el amor y la sed de generosa utilidad. Sin incurrir en omisiones indeseables e injustas no cabría seleccionar una muestra repre­sentativa de los numerosos creadores que han estado y estarán íntimamente vinculados con la Casa, sin fronteras nacionales ni continentales.

Pruebas del aprecio que crece en torno al quehacer de la Casa de las Américas es el otorga­miento de las diferentes distincio­nes nacionales e internacionales con que se le ha honrado.

Tras la muerte de Haydée Santamaría y hasta 1986 ocupó la presidencia de la Casa de las Américas el pintor Mariano Rodríguez; y desde ese año la desempeña el poeta Roberto Fernández Retamar.

Los sucesi­vos equipos de dirección han tenido el apoyo del fervor del colectivo de trabajadores y de los numerosos colaboradores que enriquecen los frutos de la institución dentro y fuera de Cuba.

 

Luis TOLEDO SANDE

Casa de las Américas

3ª nº 52, esq. G, El Vedado, La Habana 4, CP 10400 CUBA

correo-e: casa@tinored.cu

Fax: 53-7-32.72.72

Tel.: 53-7-32.35.87/87/89