Australia

AUSTRALIA
 

Mary Anne COnfoy


Australia es el continente más pequeño: aproximadamente 2.400 millas de Este a Oeste y 2.000 millas de Norte a Sur. Es el único continente ocupado por una sola nación, Australia.

La población es de 18.557.000 y el país ocupa la misma extensión que Estados Unidos de América: 7.687.000 Km2.

Australia es uno de los países más urbanizados del mundo, con más del 70% de su población viviendo en la costa oriental.

Promedio de esperanza de vida: 75 años los hombres, 81 las mujeres.

Producto Nacional Bruto: 62 billones de US$, con un crecimiento del 3’3%

Producto nacional Bruto por cápita: por encima de los 10.000 US$

¿Sería capaz Australia, como nación, de pedir perdón a los indígenas, víctimas de su crueldad colonial? Esta era la cuestión a ser respondida los días 27-28 de mayo de 2000, marcados como la Jornada de la Reconciliación para el pueblo australiano. El pueblo fue invitado a expresar su pesar, como nación, ante el pueblo indígena, que ha tenido que sufrir tanto desde la invasión del primer grupo que vino de Inglaterra en 1788 hasta hoy. Uno de los más grandes signos de esperanza de Australia ha sido el hecho de que mucha gente ordinaria decidió hacer esfuerzos significativos para expresar su dolor, en una amplia gama de actividades iniciadas en torno a Corroboree 2000, la ocasión de la reconciliación.

Sin embargo, el gobierno, sobre todo en la persona del Primer Ministro, todavía se manifestó reticente a una plena participación en las actividades de reconciliación, por medio de una petición de disculpas al pueblo aborigen y a los isleños de Torres Strait. Hay un gran miedo a perder los derechos a las minas y a mantener los arrendamiento de pastos por parte de las compañías mineras y los ganaderos. La titulación de tierras y una indemnización, que podrían ser la consecuencia de tales actos públicos de reconciliación, impidieron la plena participación del gobierno.

Las 350 tribus indígenas con sus 500 dialectos, que vivían en Australia antes de la invasión británica, tenían su propia identidad, sus propios territorios, su espíritu, sus reglas sociales y su legislación. Sus orígenes son anteriores al cristianismo. El pueblo aborigen tiene también su propio relato de los orí-genes. Su época ideal se remonta a 40.000 años antes del actual período, y está seguida por 40.000 años de historia: durante todo ese tiempo desarrollaron estructuras sociales y prácticas espirituales que les ligaron a su territorio y sintieron la obligación de cuidar de él a la luz del ancestral sentido que han sabido transmitirse través de su historia oral. ¡Y entonces fue cuando ocurrió la invasión de los cristianos!

Aunque el explorador inglés capitán Cook proclamó que el territorio pasaba a ser parte del imperio británico en 1770, no fue hasta 1788 cuando Australia vino a ser una colonia penitenciaria y los aborígenes sufrieron el despojo y la violencia que causaron los asentamientos angloceltas -eventualmente también europeos- en este «Gran país del Sur». El derecho al voto y a la autodeterminación no llegó a los indígenas sino hasta 1973...

La expresión nacional de reconciliación ha pedido perdón no sólo por la ignorancia, la brutalidad y el derramamiento de sangre que causaron los invasores sobre los originarios ocupantes del territorio, sino también porque tanto la Iglesia como el Estado colaboraron en apartar de sus padres a los hijos de los aborígenes, creando la tragedia de «la generación robada». Una nueva era ha comenzado cuando la actual población australiana, dividida como está, lucha con nuevas reivindicaciones por la identidad y la libertad del pueblo aborigen y su herencia. Las Iglesias cristianas han reconocido su pesar por todo el sufrimiento que fue infligido al pueblo en el pasado, y están ayudando actualmente al pueblo indígena a reclamar su estatuto y sus derechos.

Junto a estas luchas que se refieren al pasado, están también las actuales, que se refieren a los inmigrantes y los refugiados, especialmente los de el Sudeste asiático. Aunque los orígenes de Australia son británicos y europeos, geográ-fica-men-te está ubicada en un contexto asiático. Australia tiene aproximadamente 19 millones de personas con ascendencias étnicas muy diversas y con muy diferentes sistemas de creencias religiosas. Los primeros colonos asiáticos vinieron a Australia desde China durante el tiempo de los Gold Rushes. Como los indígenas, también ellos sufrieron mucho, porque no fueron entendidos, ya que «eran diferentes»(!).

La historia de los pobres en Australia es, en buena parte, la historia de los inmigrantes. En los primeros años la opresión fue experimentada por los Católicos irlandeses, que fueron exilados de su patria a causa de su pobreza. Fue muy dura la experiencia de muchas de sus familias, hambrientas, a su llegada a esta tierra hostil, con un clima tan diferente al de su patria de origen. Los dirigentes eran miembros de la Iglesia anglicana, por lo que ésta vino a convertirse en Iglesia oficial. La resistencia contra esta imposición significó que los católicos (así como un pequeño número de judíos) fueron proscritos en sus comunidades. Aunque los australianos hablan de democracia, compañerismo y confianza mutua entre las personas sencillas, hay todavía mucha intolerancia y prejuicios contra los que son diferentes. Esto ha sido parte de la historia cultural de Australia, y ha originado los esfuerzos de las Iglesias para trabajar el tema de las divisiones entre ellas y dentro de las comunidades. El conflicto entre los presidiarios y los propietarios de las tierras, en los primeros tiempos (que era también la lucha entre católicos y anglicanos) evolucionó hasta convertirse en la lucha entre los inmigrantes europeos y los que les habían precedido en la llegada a este país.

Después de la segunda guerra mundial los inmigrantes vinieron predominantemente del sur de Italia y de los países bálticos. Los prejuicios entre las denominaciones religiosas continuaron en este tiempo, pero se hicieron más complejos, debido a la variedad étnica de los religiosamente practicantes. La ignorancia y los prejuicios fueron alimentados con los esfuerzos de los católicos por establecer un sistema educacional que capacitara a los padres para trasmitir su fe a sus hijos a través de la escuela. El templo y la comunidad de la parroquia se convirtieron en centros de socialización a la vez que de educación en la fe. Quien se casaba fuera de su iglesia era penalizado de muchas maneras por su comunidad, en cuanto que la intolerancia y la inquina entre las denominaciones era mutua en aquellos tiempos.

Fue en la posguerra cuando Australia se percibió a sí misma como un país inclusivo más que excluyente, pero esto no se reflejó mucho en su política. La "política blanca" de Australia significó que desde 1901 hasta mediados de los 60 fue muy difícil para los no europeos emigrar a Australia: había una barrera de color, y para muchos esta discriminación estuvo sumergida bajo un manto de silencio. No se discutió, porque era tema de división.

En los años posteriores al Vaticano II, años de esfuerzos entusiastas en el diálogo y el respeto mutuo, las iglesias cristianas trabajaron juntas ecuménicamente para conseguir una mayor justicia social y para romper las fronteras de discriminación que habían sido levantadas en las décadas anteriores por la ignorancia y el miedo xenófobo. Autoridades civiles y religiosas trabajaron juntas para derribar las barreras de raza, cultura, lengua y género. Hubo muchas iniciativas positivas a nivel de la base de cara a respetar la herencia cultural diversa de los distintos pueblos de que está constituida la identidad australiana, en los años 70. El desafío para estos esfuerzos provino del cambio de carácter de la inmigración: ahora, de los nuevos llegados a Australia, eran muchos más los que venían del hemisferio sur, que de Europa.

Sobretodo después de las guerras de Corea y Vietnam, nuevos inmigrantes vinieron del Sudeste asiático: Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam. La reacción a esta «invasión» vino de los grupos de la derecha -incluidos algunos grupos cristianos más fundamentalistas- que difundieron miedo y malestar acerca de la pérdida de identidad y propusieron un cambio en las políticas de inmigración. Una vez más, hubo una fuerte reacción de muchas Iglesias cristianas en apoyo y protección a estos recién llegados, y Australia fue realmente reconocida como un país multicultural. Aunque muchos reac-cionaron contra esta identidad y arguyeron que a todos los que fueran a venir se les debía exigir hablar inglés y adaptarse a las costumbres australianas, el movimiento fue más de adaptación que de resistencia. Actualmente, el 4’5% de la población australiana ha nacido en Asia, pero la proporción sería significativamente mayor si se incluyese en el cómputo los hijos -nacidos ya en Australia- de estos asiáticos.

Una ulterior transformación de la identidad australiana provino del cambio de la identidad cristiana dominante hacia un nuevo influjo de sistemas de creencias no cristianos. El crecimiento de la población procedente del Sudeste asiático ha generado una dimensión plurirreligiosa en el pueblo australiano. Los recién venidos han traído consigo sus propias creencias religiosas. Las grandes religiones que ahora están representadas en Australia son: el hinduismo (de la India), el budismo Theravada (de Sri Lanka, Myanmar, Tailandia, Camboya, Vietnam y Laos); el lamaísmo, o budismo tibetano (de Mongolia y China, particularmente del Tibet); el budismo del Este asiático (de China y Corea, mezclado con confucianismo, shamanismo y taoísmo de Japón, mezclado con shintoísmo y confucianismo); el Islam (del Sudeste y Sur de Asia, Asia central oriental, e Indonesia); y la religiosidad popular católica (de Filipinas y Vietnam) que ha traído nuevas dimensiones de apreciación y práctica religiosa a las comunidades católicas establecidas.

Actualmente, quizá el desafío más grande al que hacen frente los australianos en cuanto a creencias y valores está viniendo del creciente número de cristianos descontentos y de no creyentes. Las Iglesias cristianas están haciendo frente a problemas de liderazgo. Estos cristianos descontentos se han alejado de sus comunidades por muchas razones, y aunque muchos de ellos todavía creen en Dios, tienen mucha dificultad para participar en el culto y para encontrar su propia identidad en sus Iglesias cristianas locales. Muchos jóvenes han dejado su fe cristiana y se han pasado a sectas alternativas, o al budismo o al islam. Quizá una de las mayores razones de esto es el tremendo ritmo de cambio de la sociedad, a todos los niveles, que afecta mucho a los jóvenes cuando pasan a la adulted.

Uno de los principales factores de transformación en Australia es la gran vitalidad que se registra en todos los sectores sociales y en los diversos contextos culturales y religiosos. Los esfuerzos dirigidos a la reconciliación entre todos los pueblos han generado una nueva esperanza que tiende a transcender las fronteras del provincialismo y de la estrechez de miras. La profundidad del cambio que se ha registrado en la sociedad australiana ha llevado a mucha gente a una búsqueda religiosa más orientada hacia la verdad que hacia la ideología. Muchas personas de todas las edades y procedencias están cursando estudios teológicos en escuelas bíblicas y de teología.

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http://www.immi.gov.au/nmac/chapt-1a.htm

http://www.abs.gov.au/websitedbs/d3310114.nsf/Homepage

http://www.auscharity.org/

http://www.actu.asn.au/

www.lonelyplanet.com.au/dest/aust/graphics/map-aus.htm

 
 

Mary Anne COnfoy
Victoria, Australia