Augusto C. Sandino

Los Padres de la Patria Grande
Augusto C. Sandino


Augusto C. Sandino es el héroe guerrillero nicaragüense símbolo de la ya secular lucha de los pueblos de América Latina contra el imperialismo yanqui. El obrero de procedencia campesina que combatió contra los invasores norteamericanos en Nicaragua, nació en Niquinohomo el 18 de mayo de 1895.

Viajó a otras tierras en busca de trabajo. Conoció la explotación en Honduras, Guatemala y México. Trabajando en la Huasteca Petroleum Company escuchó la acusación de que todos los nicaragüenses eran unos vendepatrias, pues se prestaban a la dominación norteamericana. Eso le decidió a demostrar que todavía quedaban patriotas. Junto con un grupo de trabajadores sustrajo dinamita de la mina norteamericana de San Albino, y comenzó a combatir al gobierno de Adolfo Díaz, impuesto por los yanquis. Con algunas armas recuperadas del mar y las que quita a los enemigos, empieza su lucha al lado de los liberales. Su victoria en Las Mercedes, Boaco, es decisiva para el cese de la guerra constitucionalista.

El 4 de mayo de 1927, el liberal Moncada se entrevista en el Espino Negro de Tipitapa con Stimson, representante yanqui, y decide entregar las armas rebeldes a cambio de diez dólares, lo que demostró una vez más que “cinco oligarcas conservadores más cinco oligarcas liberales suman diez bandidos”. Sandino, con treinta de los suyos, dice: “Yo no estoy dispuesto a entregar las armas en caso de que todos lo hagan. Yo me haré morir con los pocos que me acompañan porque es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos”. “Los grandes dirán que soy muy pequeño para la obra que tengo emprendida; pero mi insignificancia está sobrepujada por la altivez de mi corazón de patriota, y así juro ante la Patria y ante la historia que mi espada defenderá el decoro nacional y que será redención para los oprimidos”.

Cuando el comandante yanqui Hatfield le envía un ultimátum, Sandino le contesta: “Recibí su comunicación ayer y estoy entendido de ella. No me rendiré y aquí los espero. Yo quiero patria libre o morir. No les tengo miedo: cuento con el ardor del patriotismo de los que me acompañan. Patria y Libertad”.

La Marina de EEUU reporta 510 combates entre mayo de 1927 y 1932. Y la respuesta que recibían al proponer a Sandino y los suyos que depusieran las armas era: “El patriotismo a que usted apela es el que me ha mantenido repeliendo la fuerza con la fuerza. La soberanía de un pueblo no se discute, sino que se defiende con las armas en la mano”. “Soy nicaragüense y me siento orgulloso de que en mis venas circule, más que cualquiera otra, la sangre india americana que por atavismo encierra el misterio de ser patriota leal y sincero”. “Soy trabajador de la ciudad, artesano como se dice en este país, pero mi ideal campea en un amplio horizonte de internacionalismo, en el derecho de ser libre y de exigir justicia, aunque para alcanzar este estado de perfección sea necesario derramar la propia y ajena sangre. Mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y el nervio de la raza”.

En enero de 1933 pasa a ocupar la jefatura del gobierno Juan B. Sacasa. A la intervención armada del imperio yanqui le ha resultado imposible vencer al Ejército Defensor de la Soberanía Nacional. Sandino se opuso a un convenio de paz mientras los invasores estuviesen en Nicaragua. La retirada de los gringos fue la culminación de la victoria militar de Sandino. Un mes después de esa retirada, el héroe proclama: “Nuestro ejército, por la magnitud de su lucha, constituye una autoridad moral continental, y en el ámbito de simpatía con que nuestro ejército cuenta en el mundo, produjo la expulsión completa de los piratas norteamericanos en Nicaragua”.

Aunque Sandino derrota la intervención militar yanqui, no le es posible evitar que continúe la dominación económica y la intromisión política. “Con pena le manifiesto que nuestro gobierno no es todavía autónomo, porque existe la intervención política y económica, que no podrá desaparecer mientras los gobiernos pertenezcan a partidos determinados”. Asimismo advierte que la Guardia Nacional inventada por los norteamericanos “es una institución contraria a las leyes y a la constitución de la república; ha sido creada por un convenio entre el partido liberal y el conservador por indicación de la intervención norteamericana”.

Tanto la embajada yanqui como sus agentes de la oligarquía temen el prestigio nacional de Sandino. El 21 de febrero de 1934, el embajador Bliss Lane se comunica con Somoza, en dos oportunidades. El mismo día se reúne también el mismo personaje con Moncada. Y ese mismo día es asesinado Sandino junto con sus hermanos de armas Francisco Estrada, Juan Pablo Umanzor y Sócrates Sandino. Cuando los que lo asesinaron registraron sus bolsillos le oyeron decir: “No llevo ni un solo centavo, porque jamás he tomado los fondos de la nación”. Meses después, liberales y conservadores decretan una amnistía a favor de los que estaban implicados en el asesinato del héroe, y Somoza asume directamente las riendas del poder. Fue la culminación de 25 años de crímenes cometidos por los yanquis intervencionistas y la oligarquía vendepatria.